Ruanda – El encuentro con los gorilas de montaña

Capítulo 19: Ruanda – El encuentro con los gorilas de montaña

Ahmed llegó a Ruanda con gran expectativa. Este pequeño país montañoso, conocido como la “Tierra de las Mil Colinas,” le ofrecía una oportunidad única: un encuentro cercano con los gorilas de montaña en su hábitat natural, una experiencia que prometía ser tanto emocionante como transformadora.

Llegada a Kigali y viaje hacia el Parque Nacional de los Volcanes

Ahmed aterrizó en Kigali, la capital de Ruanda, donde fue recibido por su guía, Jeanne. Desde el aeropuerto, Ahmed notó que Kigali era una ciudad limpia y organizada, rodeada de colinas verdes. Jeanne lo llevó al Museo del Genocidio, donde Ahmed aprendió sobre la resiliencia del pueblo ruandés y su camino hacia la reconciliación.

Después de pasar la tarde explorando Kigali, Ahmed y Jeanne partieron hacia el Parque Nacional de los Volcanes, hogar de los gorilas de montaña. En el camino, Ahmed quedó fascinado por los paisajes de colinas cubiertas de plantaciones de té y pequeños pueblos rurales. “Ruanda es un país pequeño, pero su belleza es inmensa,” comentó Jeanne.

Preparativos para el encuentro

En el campamento base del parque, Ahmed fue recibido por los guardabosques, quienes le explicaron las reglas para el encuentro con los gorilas. “Debes mantener una distancia de al menos siete metros y moverte lentamente,” dijo uno de los guardabosques. Ahmed también aprendió que parte del dinero que pagaba por el permiso de gorilas se destinaba a proyectos de conservación y apoyo a las comunidades locales.

Esa noche, Ahmed se sentó alrededor de una fogata mientras Jeanne le contaba historias sobre Dian Fossey, la científica que dedicó su vida a proteger a los gorilas de montaña. “Ella nos enseñó que cada esfuerzo cuenta en la conservación,” dijo Jeanne. Ahmed sintió una profunda admiración por el trabajo de Fossey y por quienes continuaban su legado.

La caminata hacia los gorilas

Al amanecer, Ahmed y su grupo comenzaron la caminata hacia las montañas, acompañados por guías y rastreadores. El sendero los llevó a través de densos bosques de bambú, donde Ahmed vio aves exóticas y pequeños monos saltando entre los árboles. Jeanne señaló huellas frescas de gorilas en el suelo y explicó cómo los rastreadores seguían estos signos para localizar a las familias de gorilas.

Después de varias horas de caminata, el grupo llegó a un claro donde se encontraba una familia de gorilas de montaña. Ahmed contuvo el aliento al ver al gran macho espalda plateada sentado majestuosamente, rodeado de hembras y crías que jugaban despreocupadas. “Es como si estuvieran en paz con el mundo,” pensó Ahmed.

Un encuentro inolvidable

Durante una hora, Ahmed observó a los gorilas mientras comían, jugaban y descansaban. En un momento, una cría curiosa se acercó un poco más al grupo, provocando risas y murmullos de asombro entre los visitantes. Jeanne le recordó que no hiciera contacto visual directo con el espalda plateada, pero Ahmed sintió que el gorila lo miraba con una sabiduría tranquila.

“Es un momento que nunca olvidaré,” dijo Ahmed mientras tomaba fotos y trataba de absorber cada detalle. Jeanne le explicó que los gorilas compartían alrededor del 98% de su ADN con los humanos, lo que hacía que el encuentro fuera aún más especial.

Conexión con las comunidades locales

Después de la caminata, Ahmed visitó una aldea cercana al parque, donde fue recibido por los miembros de la comunidad. Los aldeanos le mostraron cómo cultivaban miel y cómo utilizaban plantas medicinales del bosque. Ahmed también aprendió sobre los programas de ecoturismo que ayudaban a las comunidades a beneficiarse de la conservación de los gorilas.

Un grupo de mujeres le enseñó a bailar una danza tradicional mientras los niños tocaban tambores. Ahmed trató de seguir los pasos, provocando risas y aplausos. “La alegría aquí es contagiosa,” comentó.

Reflexión en las montañas

En su última tarde, Ahmed subió a un mirador desde donde podía ver las colinas y montañas que formaban el Parque Nacional de los Volcanes. Jeanne le habló sobre los desafíos que enfrentaban los gorilas, como la caza furtiva y la pérdida de hábitat, pero también le aseguró que los esfuerzos de conservación estaban dando frutos.

“Ver a los gorilas en su entorno natural cambia la forma en que ves el mundo,” dijo Ahmed. Jeanne asintió. “Es un recordatorio de lo que estamos protegiendo.”

Un regalo especial

Antes de despedirse, Jeanne le entregó a Ahmed una pequeña escultura de madera de un gorila, hecha por artesanos locales. “Es para que recuerdes este encuentro y la importancia de proteger a los gorilas,” dijo. Ahmed aceptó el regalo con gratitud, prometiendo compartir su experiencia con su familia y amigos.

La hospitalidad en Kigali

Antes de partir hacia las montañas, Ahmed pasó una tarde explorando Kigali, guiado por Jeanne. Visitaron un mercado local lleno de colores, donde Ahmed vio telas vibrantes, cestas tejidas a mano y especias aromáticas. Jeanne le explicó que el café de Ruanda era uno de los mejores del mundo, y Ahmed compró un paquete para llevarlo a casa.

Por la noche, Ahmed disfrutó de una cena en un restaurante que servía platos tradicionales ruandeses. Probó el ugali con salsa de maní y un guiso de plátano verde llamado matoke. “Es un sabor único, pero me encanta,” comentó Ahmed mientras Jeanne le contaba más sobre las tradiciones culinarias del país.

La caminata hacia las montañas

La caminata hacia los gorilas comenzó temprano en la mañana, cuando el aire aún estaba fresco y lleno del aroma del bosque. Ahmed escuchó el sonido de los riachuelos y el canto de las aves mientras el grupo avanzaba por un sendero estrecho. Jeanne le mostró las plantas de bambú que formaban parte de la dieta principal de los gorilas y le explicó cómo los rastreadores protegían a estas especies de los cazadores furtivos.

En un momento, Ahmed vio a un grupo de monos dorados saltando entre los árboles. Jeanne le explicó que estos primates eran endémicos de la región y que compartían el bosque con los gorilas. Ahmed sacó su cámara para capturar el momento, impresionado por la biodiversidad del lugar.

Primer vistazo a los gorilas

Cuando finalmente llegaron al claro, Ahmed contuvo el aliento. La familia de gorilas estaba tan tranquila en su entorno que parecía no notar la presencia del grupo. Ahmed observó al espalda plateada mientras comía hojas y vigilaba cuidadosamente a su familia. Jeanne le explicó que estos líderes eran los protectores de la manada, asegurando su seguridad en todo momento.

Ahmed también vio a dos jóvenes gorilas jugando entre ellos, rodando sobre la hierba y trepando árboles. En un momento, una cría se acercó tímidamente al grupo humano, lo que provocó risas y sonrisas. “Es como si estuvieran tan curiosos de nosotros como nosotros de ellos,” comentó Ahmed.

Los esfuerzos de conservación

Jeanne le explicó que los gorilas de montaña eran una especie en peligro de extinción, pero que los esfuerzos de conservación habían aumentado su población en los últimos años. “Cada visitante que viene aquí está contribuyendo a proteger a estos animales,” dijo Jeanne. Ahmed sintió una profunda gratitud por poder ser parte de ese esfuerzo.

El guardabosques también mostró las trampas que los cazadores furtivos a menudo colocaban en el bosque. Ahmed quedó impresionado por el trabajo diario de los rastreadores para encontrar y retirar estas trampas, asegurando la seguridad de los gorilas. “Es una lucha constante, pero estamos ganando,” dijo el guardabosques.

Conexión con la aldea

Después del encuentro con los gorilas, Ahmed visitó una aldea local donde fue recibido con cantos y bailes. Los aldeanos le mostraron cómo cultivaban vegetales en pequeñas parcelas y cómo fabricaban carbón de bambú como alternativa sostenible a la madera.

Ahmed participó en un taller de cestería dirigido por un grupo de mujeres. Intentó tejer su propia cesta, pero pronto se dio cuenta de que la tarea era mucho más difícil de lo que parecía. “Requiere mucha habilidad y paciencia,” dijo Ahmed mientras las mujeres reían y le animaban a seguir intentándolo.

Una cena especial en el campamento

Esa noche, Ahmed disfrutó de una cena especial organizada por el campamento. Los cocineros locales prepararon un banquete con platos tradicionales, incluyendo pescado fresco del lago Kivu y pan hecho en casa. Mientras comía bajo un cielo lleno de estrellas, Ahmed reflexionó sobre todo lo que había aprendido en Ruanda.

Jeanne compartió historias sobre los lazos entre las comunidades locales y los gorilas. “Estos animales son parte de nuestra identidad,” dijo Jeanne. “Protegiéndolos, también estamos protegiendo nuestra herencia.”

Reflexión al amanecer

En su última mañana, Ahmed subió a un mirador para ver el amanecer sobre las montañas. Las nubes bajas se mezclaban con los picos verdes, creando un paisaje casi irreal. Ahmed pensó en el silencio del bosque y la conexión que había sentido con los gorilas. “Este lugar me ha cambiado,” dijo en voz baja.

Un recuerdo especial

Antes de partir, los aldeanos le regalaron a Ahmed una pequeña máscara tradicional hecha de madera y decorada con patrones que simbolizaban la unión entre la naturaleza y las personas. Jeanne también le entregó un libro sobre los gorilas de montaña y el trabajo de Dian Fossey. “Llévate esto para que siempre recuerdes lo que viviste aquí,” dijo.

Ahmed aceptó los regalos con gratitud, prometiendo compartir las historias de Ruanda y los gorilas con su familia y amigos.

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